Los miembros del movimiento vecinal de Otxarkoaga se toman muy a pecho los problemas del barrio. Ponen todo el corazón en reuniones y propuestas, lo que pasa es que a las instituciones les piden el mismo esfuerzo. Y, claro, esta pretensión está abocada al fracaso, porque lo que las autoridades hacen por el vecindario siempre les sabe a poco. Esta «desilusión» la resumen en el plan Imagina Otxarkoaga impulsado por el Ayuntamiento, para regenerar un barrio con un 20% de la población subvencionada y «un gran problema educacional». «Después de dos años trabajando en el proyecto, las conclusiones duermen en algún despacho», lamentan Ángel Velasco y Benjamín Herrera, de la Agrupación de Vecinos de Otxarkoaga (AVO).
Mientras no se pone en marcha el proyecto, están preocupados porque quieren que el vecindario no sólo sea seguro, sino que también lo parezca. «No hay más delitos que en otros sitios, pero sí problemas de convivencia, coches mal aparcados, críos molestando, coches que dan acelerones, calles sucias, con maleza... cosas así, pero nunca ha habido una violación, por ejemplo», insisten los vecinos, que piden al Consistorio, entre otras cosas, «una policía de proximidad».
Pero su gran ilusión ahora mismo es el metro, que llegará al distrito en 2012. Y no sólo porque mejorará sus comunicaciones. «El metro es esperanza, futuro... ¡intregración!», claman Natxo Isuskiza, párroco, y Álvaro Pérez, uno de los pocos jóvenes que se han enrolado en el movimiento vecinal.
«28 años de obras»
El otro gran bastión social del barrio, la Asociación de Familias de Otxarkoaga (AFO), ve también con ilusión el suburbano. Eso sí, antes de que horaden Otxarkoaga, insisten en que «se debería terminar de una vez la rehabilitación y urbanización del barrio, ya que llevamos 28 años de obras y están aún pendientes los trabajos de Irumineta». Tampoco andan sobrados en Otxarkoaga de servicios y equipamientos. «Llevamos más de 30 años pidiendo un polideportivo y aparcamientos», resume Cristóbal Rivera, de la AFO, asociación que también ha pedido un estudio epidemiológico en Julián Gayarre, debido a la «acumulación de antenas de telefonía», y la mejora de las conexiones en autobús. «Hay pocas unidades, son incómodos y sus recorridos, mejorables», detalla.
La lista de reivindicaciones es muy larga en Otxarkoaga. En Txurdinaga, sin embargo, las demandas son escasas. Una de sus principales preocupaciones es «la mala señalización, no sólo de calles y de números, sino también de las entradas al vecindario. Los que vienen aquí desde fuera se pierden de todas todas», indica Javier Ibánez, de la asociación de comerciantes, quien también critica algunos cambios en la circulación de Julián Gayarre. Y, puestos a pedir, lo que necesitan con urgencia es «que los vecinos se impliquen en asociaciones para darle vidilla al barrio», dice mirando a Otxarkoaga
sábado, 3 de octubre de 2009
REPORTAJE EN EL CORREO "El metro es esperanza, futuro e integración"
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